jueves, 26 de febrero de 2009

El tiempo sin tiempo


Sábado al atardecer; tiempo fresco. Primera visita a mi amiga Ana y su recién nacida hija, Ema.

Expectativa, emoción, felicidad de verla ser madre de nuevo, de conocer a su nuevo retoño y de compartir lo que fuera posible con ella en tan íntima situación.

Mujer íntegra, madre amorosa, amiga entrañable. Conectamos inmediatamente desde la primera vez que nos vimos, y nunca (pero nunca) tuve la sensación de tener que cuidarme de ella. Me brindé sin ataduras, sin defensas, y el resultado es una amistad comprometida, respetuosa de los tiempos de cada una, llevada adelante bajo el lema de ir de frente, de sostenernos mutuamente, de saber que siempre estamos ahí.

Su casa era un nido, de luz baja y silencio acogedor. Su bebita hermosa, de presencia fuerte pero frágil, como todos los cachorros humanos.  

Charlamos de esto y de aquello, de sus sensaciones en el parto, de lo que implica parir y seguir la vida ahora modificada y corrida de lugar. Su cansancio era dedicado; su falta de sueño una consecuencia natural de la circunstancia. Así lo siente ella. Y así está bueno que sea. Sin horarios, sin exigencias más que cuidar a sus hijas, renovando criterios, dejando viejos miedos detrás, transcurriendo los nuevos sin tantos fantasmas.

Decíamos que el segundo hijo relaja, invita a la reflexión, a la intuición, a entregarse, a dejarse llevar, a no resistirse.

Tres mujeres contándose sus experiencias, enriqueciéndose mutuamente, concluyendo de acuerdo a sus vivencias, sus frustraciones y sus logros. Empatía, camaradería, sostén.

Entrar a esa casa fue entrar al tiempo sin tiempo, como al puerperio mismo.   

El dibujo, Nellita.

martes, 24 de febrero de 2009

El Paraíso


"Quiero que salgas de ese círculo. Abandona el temor. No hay nada que temer. No hay ningún infierno que temer y no hay ningún Paraíso que ansiar. 
El Paraíso está aquí. Y si abandonamos la idea de un Paraíso más allá de la muerte, podremos hacer este Paraíso mil veces más bello."

De Osho, en El libro del niño. 
El dibujo, una vez más, es de Nellita.

domingo, 22 de febrero de 2009

Artistas de lo imposible y la improvisación


En tiempos de crianza muchos placeres de la vida se viven de modo interrumpido;
la lectura,
las comidas,
las charlas,
las películas,
la escritura,
las rutinas,
el sueño,
el sexo.

Y mientras nos vamos acostumbrando y el tiempo transcurre, nos convertimos en artistas de lo imposible y la improvisación;
reinventamos modos,
reciclamos criterios,
derretimos relojes como Dalí,
disfrutamos en capítulos,
nos entregamos a las circunstancias,
nos revelamos por seguir existiendo,
nos corremos de lugar,
nos atrevemos a la aventura,
recomponemos el entusiasmo,
encontramos placer en los detalles.

Como dice el poeta, Nada se pierde, todo se transforma.

El dibujo es de Nellita.

viernes, 20 de febrero de 2009

Quería contemplarte...


Me imagino, como tantas veces, sentada en un bar mirando por la ventana a la gente ir y venir.

Mientras pienso y reflexiono; vuelo, e imagino historias.

El dibujo es de mi amiga Andrea Gigante, y la canción que suena es de Jorge Drexler.

jueves, 19 de febrero de 2009

Mi nombre


Mi nombre  suelo explicarlo más que decirlo, pero como suele suceder con la mayoría de las cosas que se llevan desde la infancia, me acostumbré rápido.

A mi nombre lo quiero, me gusta, me hace sentir cómoda. Creo que me representa muy bien. 

Suelen hacerme toda clase de preguntas sobre él: qué significa, de qué origen es, si es nombre o apellido, si es la contracción de dos nombres, cómo se escribe ...

A todo respondo igual: "Es portugués, es un nombre, claro, se escribe con i latina y s, y mi mamá lo sacó de la revista Para Tí".

Podría también decirles que mi nombre se debe a que en el año que yo nací, 1977, murió Maysa Matarazzo, una cantante brasileña de vida apasionada y final trágico, y de una auténtica voz... Pero  no. Por qué decirlo tan romántico si la verdad es que mi mamá lo leyó en el libro de los nombres que venía con la revista, en el intento de encontrar cómo llamar a su hija por venir. 

Lo cierto es que tal vez mi nombre estaba allí porque el de Maysa sonaba en aquellos años. Mucha gente me pregunta si mi nombre es como el de ella. 

Y eso genera una especie de conexión especial con varias cosas, en especial con Brasil. Amo ese país, al que tengo la suerte de visitar desde mi niñez. Su música, el olor de sus paisajes, cómo suena el mar...

Evidentemente, como dicen, todo tiene que ver con todo. 

miércoles, 18 de febrero de 2009

Sonidos del verano


Esta mañana escuché el más exacto pronóstico del tiempo: el sonido de las chicharras. Ellas avisan cantando felices que un calor sofocante se avecina.

Lo aprendí de niñita esos días de verano exhuberantes, rodeada de árboles (entre otros un limonero, uno de nísperos y un ceibo), de perros y gatos, de ligustrinas y flores. 

El canto de las chicharras me ponía delante de un día de sol y agua, en la pileta enorme del vecino, cual club de barrio. Amaba nadar, tirarme del trampolín, jugar con mis amigos, descubrir que un chico me gustaba, por primera vez...

sábado, 14 de febrero de 2009

Así es Paz

No le teme a casi nada. Se mueve con una soltura sorprendente. Se trepa entusiasmada por llegar a lo alto. Se ríe, grita, y mueve la cebecita de un lado al otro y sus pelitos vuelan. Le encanta estar descalza y tirarse al piso panza abajo. No entiende muy bien cómo llevar un vestido puesto. Ama bailar. Así es Paz.

                                           

Starbucks


Ayer fui a Sturbucks por primera vez desde que llegó a Buenos Aires. El aroma a café recién molido te endulza desde que entrás. Es como una tiendita de otros lares puesta en casa, con idiosincrasia y costumbres típicas ajenas. Me gustaron la ambientación y la luz, contenida por unas lamparitas retro color violeta. Me encanta pasear por la ciudad  y escuchar otros idiomas; me hace feliz que a gente de otros países le interese venir al mío. 
Tomé un café helado con dulce de leche y comí un muffins de banana riquísimos, que me empalagaron antes de terminarlos.
Lo que menos me gustó no tiene que ver con la tienda sino con la costumbre de alguna gente de no registrar al otro, dejando los restos y basura de  lo que consumieron por todos lados, no haciéndose cargo de que es un lugar en el que cada uno se procura lo que quiere y después lo tiene que desechar de la misma manera.
Lo que más me gustó es que te preguntan el nombre cuando hacés tu pedido, y luego te llaman y te entregan tu vaso con tu nombre escrito con fibra. Me pareció genial la idea de organizar así la entrega de los pedidos, y me da la alegría de llamarnos por nuestro nombre, como en un juego, como en el jardín de infantes. Me gusta mirar alrededor y ver que se acerca Diego, Fernanda o Cecilia con sus amigas.
Me hubiera gustado sacarle una foto a una mesa llena de estos vasos con sus nombres, pero me olvidé la cámara... Así que encontré en la web ésta, y le puse mi nombre para que se plasme la idea. 

martes, 10 de febrero de 2009

El eterno vacío, la inmensa nada...

Siento que mi hijo está teniendo una crisis que antecede o transcurre junto con un proceso de crecimiento y evolución significativos. Está de mal humor, hace berrinches por doquier, busca obtener un "si" como respuesta todo el tiempo, pretende que todo sea a su tiempo, o sin tiempo, más bien cuando él quiera.

No quiere que le digamos qué hacer. Nunca hay para él un tiempo apropiado para bañarse, lavarse las manos o comer. Quiere jugar a los jueguitos todo el tiempo, irse a dormir sólo cuando el sueño lo rinda, y por lo general todo lo que le decimos está mal. 

Así van pasando los días y la paciencia y la resistencia se van agotando; la frustración de todos se acrecienta y aparece la angustia.

Ni él ni nosotros sabemos qué le está pasando, pero hacemos el intento de teorizar una y otra razón, le preguntamos a él y lo escuchamos. Intentamos descifrar qué nos dice, desencriptar el mensaje. El primer hijo tiene estas contras; no hay una experiencia previa que nos afloje por saber de qué se trata. Y a mí me parte el corazón...

La otra noche volví de una reunión con amigos contenta y relajada justo para cenar, y Manu se enojó porque no había jugo. Yo le dije mirando la jarra de agua helada: "_En realidad sí hice jugo, pero era jugo sabor a agua." Le copó la idea, se divirtió con la salida espontánea que tuve, y me contestó: "_Mmmm, mamá, yo le siento gusto a limonada." En otro momento hubiera sido motivo de escandalete, explicación pormenorizada mediante de por qué no había jugo en casa. 

Y entonces me quedé re feliz pensando que tal vez haya recursos desde lo lúdico para salir de la frustración del momento. Darle vuelta la historia, mostrarle alternativas. Pero claro, con la energía a punto de agotarse se complica. No siempre tenemos tanta predisposición, buena onda y lucidez.

Por mi parte creo que mi hijo está siendo consciente de que todo no se puede, de que muchas cosas no salen como uno las planeó, y me gustaría que disfrutara de eso, porque la vida es así. En eso radican muchas de nuestras frustraciones, pero también el encanto por vivir. Quisiera que se afloje, que se relaje. Y que a lo largo de su vida tenga herramientas para sobrellevar estas cuestiones y ser feliz. Para mí de eso se trata. Tampoco puedo desear que no sufra, porque más bien sería como desear un hijo muy suertudo. Trabajar por la posibilidad de ser feliz me parece más real y emocionante.

También lo angustian la muerte y la idea de finitud. Y la existencia de los límites. Estamos en proceso de trabajar que nada es siempre de una misma manera, que no todo puede hacerse como se quiere, que nada llena por completo, y que la inmensidad de la nada forma parte de nuestra existencia.

Tratamos de acompañarlo, de explicarle, de abrazarlo, de retarlo, de marcarle que esto sí y aquello no. Todo como nos sale, como podemos. A veces con más recursos, otras veces con menos.  

Como dice Xime, vamos viendo.