martes, 28 de julio de 2009

Aire


j

j

Aire,

me invitas a respirar profundo

a juntarte en una bocanada

para sentirme plena.

h

Aire,
j
me das libertad

 mar abierto
h
y mundo.


Aire,
j
me haces notar el vacío
j
me ahogas en un suspiro

me muestras la ausencia.

j

Aire,
j
me marcas la distancia

me haces notar el tiempo

y te lo llevas todo

y te transformas en viento.

k

Aire,
j
 a veces lo llenas todo

y otras veces eres la nada.

sábado, 25 de julio de 2009

Mi primer amante


Lo contemplaba manso; otras veces bravío.

Sin decir nada, voluptuoso, me invitaba a formar parte de él.

A veces me recibía con calma, y entraba en mí como una caricia.

Otras veces, exultante, me penetraba y me expulsaba, salvaje.

Amaba su olor a sal, sus partículas doradas invadiendo mi cuerpo.

Sintiéndome parte de él me dejaba llevar hasta donde quisiera arrastrarme, entregada totalmente a sus bruscos movimientos que me hacían sentir viva.

Mientras rodábamos el éxtasis me invadía, y ya en su orilla, sonreía feliz.

Su fuerza arrolladora me enfrentaba a mi diminuta existencia.

Su energía me vigorizaba.

Su calma final, su expulsión, me devolvía junto a su espuma el sentido de mi Ser.

Mi primer amante, fue el mar.

jueves, 23 de julio de 2009

Nuevo mapa


Mientras voy dibujando mi nuevo mapa, aún con algunos accidentes geográficos poco claros, ríos un tanto revueltos, mares bravíos y límites políticos difusos, disfruto de momentos en los que el lápiz se mueve al compás de mi mano libre.

La inestabilidad no es sólo climática. Pero en esos vaivenes de ánimo tan marcados se visualizan en detalle las sensaciones. Las conquistas. Las pérdidas. 

El zapping se hace sin condicionamientos, la comida llega y la disfruto caliente, escucho música fuerte, bailo, y que se la banquen los vecinos. Hablo por teléfono aunque sea tarde. Leo apasionadamente una novela. Escribo y me descubro en cada palabra. Me río. Casi no lloro.

Las valijas a medio armar y a medio desarmar puestas al costado de mi cama me muestran cuánto de aleatorio puede tener volar...

Las luces encendidas hasta tarde entrada la noche. Juguetes por aquí y por allá, que enternecen cualquier soledad.

Mi frazadita violeta, aliada en estos tiempos de frío polar.

Djavan sonando de fondo, haciéndome vibrar cada fibra.

Y el globo terráqueo de Manu (su juguete preferido de estos tiempos) sobre la mesa ratona del living me invita a soñar con él, estar un poquito en cada lugar de la tierra...

domingo, 19 de julio de 2009

Sabiduría (III)

Soy luz que fluye...
Mientras hacía yoga con Malala sentí que deseaba ser luz que fluyera. Estar sin imponerme, decir sin hablar, ser sin ser.
Se lo compartí a ella cuando terminamos la práctica, y me regaló la confianza de afirmar que lo soy.

Quién soy?


Les comparto un fragmento de la novela que estoy leyendo. Me deja pensando y espero que también lo haga con ustedes. Y quisiera leérselas en voz alta porque es una forma de compartir, y a la vez, un profundo diálogo conmigo misma. Invito a quienes puedan, que imaginen mi voz.

Sin embargo, cada vez que debo hablar de mí mismo me siento, en cierto modo, confuso. Me veo atrapado por la clásica paradoja que conlleva la proposición: "Quién soy?". Si se tratara de una simple cantidad de información, no habría nadie en este mundo que pudiera aportar más datos que yo. No obstante, al hablar sobre mí, ese yo de quien estoy hablando queda automáticamente limitado, condicionado y empobrecido en manos de otro que soy yo mismo en tanto que narrador -víctima de mi sistema de valores, de mi sensibilidad, de mi capacidad de observación y de otros muchos condicionamientos reales-. En consecuencia, hasta qué punto se ajusta a la verdad el "yo" que retrato? Es algo que me inquieta terriblemente. Es más, me ha preocupado siempre.

Sin embargo, la mayoría de las personas de este mundo no parece sentir ese temor, esa incertidumbre. En cuanto tienen oportunidad hablan de sí mismos con una sinceridad pasmosa. Suelen decir frases del tipo: "Yo parezco tonto de tan franco y sincero como soy", o "Soy muy sensible y me manejo muy mal en este mundo", o " Yo le leo el pensamiento a la gente". Pero he visto innumerables veces cómo personas "sensibles" herían sin más los sentimientos ajenos. He visto a personas "francas y sinceras" esgrimir sin darse cuenta las excusas que más les convenían. He visto cómo personas que "le leían el pensamiento a la gente" eran engañadas por los halagos más burdos. Todo ello me lleva a pensar: "Qué sabemos, en realidad, de nosotros mismos?".

"Sputnik, mi amor", de Haruki Murakami.

sábado, 18 de julio de 2009

Maldito Dolor

Maldito dolor

que no cesas,

que me consumes

de a poco,

que me dejas

a tientas.

Maldito dolor

que te apoderas

de mis entrañas

y surges tan hondo

que me desesperas.

Maldito dolor

que me enfadas

porque no puedo contigo.

Maldito dolor

que no eres fisiológico

pues tanto distas

de aquel dolor 

que acepté sentir

para hacer nacer.

Maldito dolor

que en realidad

no eres dolor,

sino sufrimiento.

Maldito dolor

que te empecinas

cruelmente

en hacerme sentir

que algo ha muerto.

martes, 14 de julio de 2009

Gente


Quiero fotografiar gente. Gente que veo por la calle, que me llama la atención. Por actitud, por belleza, por no pasar desapercibida, por parecer que tiene algo que decirle a la cámara.

Ayer salí de un negocio de mi barrio y me crucé con una mujer madura de rostro pequeño y rasgos delicados. Llevaba puesto un sombrerito de terciopelo color violeta, y los labios pintados al tono. Cruzamos las miradas... No podía creer tanta belleza suelta... Y me hubiera gustado que la cámara la captara.

En breve empiezo un curso de fotografía básica. Lo importante es que avisoro un proyecto personal de fotografía: Fotografiar gente.

La cámara tendré que comprarla, aunque eso, como comprar el cuaderno para mis proyectos de escritura, es lo de menos...

Como he dicho antes, por ahora esas imágenes quedan grabadas en mis retinas.

lunes, 13 de julio de 2009

Quisiera...

Quisiera saber

cuál es la distancia exacta

que te separa de mí.

Quisiera no olvidar

cuál es tu cercanía;

qué nos une

en este bravío mar.

Quisiera olvidar

que existe el tiempo,

lograr no medirlo

y dejarme llevar.

Quisiera desconectar la razón,

agudizar la intuición,

aferrarme a tus brazos fuertes

y dejarte volar.

 La obra es de Schiele.

sábado, 11 de julio de 2009

Veinte años y una de Jazz

Los veinte años que los separaban a la vez los unía. Veinte años sí que no es nada. Ella aún una mujer en la flor de la edad; él con veinte inviernos más encima tenía la experiencia a flor de piel. Eso a ella la seducía, además de sus incipientes entradas, su sacos sport llevados siempre con remeras debajo; nunca una corbata. Y su histrionismo. A ella le seducía más que nada su autenticidad, su verborragia y sus chistes de hombre atorrante, de mundo, pero refinado. De esos que encontrás en un bar típico de Buenos Aires, preferentemente con amigos, unas barajas de por medio y el siempre fiel on the rocks a su lado. O solo en la barra, mirando las botellas que se erigen delante, mientras cruza algunas palabras con el barman y mira a alguna que otra mujer que entra o sale del zaguán.
Adoraba el jazz, igual que ella, pese a aquellas veinte temporadas de diferencia. Punto de encuentro, y de salida.
Ella lo conoció en otro ámbito, él tal vez casi ni la registró. Tal vez...
No hizo falta que se hiciera notar, el jazz lo hizo por ella. A él le llamó la atención una joven acompañada sólo por una copa de vino, disfrutando conmovida de aquel contrabajo que sentía que tocaban para ella. Se acercó y la invitó a compartir la velada, y ella finjiendo sorprenderse le dijo primero quién era, lo que hizo que el hielo se rompiera y él se sentara automáticamente a su lado, sin esperar respuesta a su invitación. A él le gustó descubrirla en aquella mesa contigua, sin dudas, pero más le gustó recordarla sentada entre tantos otros, tomando apuntes de sus clases de posgrado.
La noche transcurrió mansa, agradable. Hablaron de cine, de literatura, y claro, de jazz. Las copas de vino de ella iban y venían, y los on the rock de él parecían no agotarse nunca.
Fin del show. Aplausos calurosos sostenidos eufóricamente de pie, lo que a ella la enfrentó con la realidad de no poder sostenerse de ese modo mucho más tiempo. Él lo notó, pero como un buen caballero, no le dijo nada. La invitó a salir al patio de aquel bar viejo de Buenos Aires, con la excusa de compartir un cigarro. A ella el aire frio en la cara la hizo renacer. Pero no reaccionar. Estaba allí con él, y estaba dispuesta a todo.
Los cigarrillos se consumieron, las brasas se apagaron en el suelo y entonces él la invitó a llevarla a dónde ella quisiera, o a dónde necesitara ir. _ A dónde quieras_ le respondió. A buen entendedor, pocas palabras.
Su departamento era sencillo pero lo representaba muy bien. Lo que más le gustó fueron los cuadros en cada ambiente; ella amaba el arte.
El café sirvió para aliviar algunos síntomas de la borrachera de ambos, pero en menos de lo que ella esperaba estaban enlazados entre las sábanas blancas. Él la desvistió sin prisa pero sin pausa, disfrutando cada centímetro de piel joven que iba descubriendo. Su blancura lo impactó. Ella intentaba hacer lo mismo con él, pero estaba tan anodadada con su cara de deleite, que cuando estuvo desnuda se dió cuenta que sólo había logrado sacarle la remera. Suficiente. Era todo lo que anhelaba de un hombre, un pecho fornido y fuerte. Su piel dorada a ella también la deleitó. Él siguió desvistiéndose seguro, sin importarle que los años de diferencia acusaran algunas formas diferentes a las de los hombres de la edad de ella. A ella le encantó, porque en cada diferencia veía la voz de la experiencia, y esperaba ansiosa que se lo hiciera sentir.
Y lo hizo. Y ella también, porque no por joven no sabía amar.
Diciendo casi lo necesario se movieron como al compás de una de jazz. Él manejó la situación y ella se dejó llevar, y de a ratos soltaba su mano y ardía de pasión juvenil, no dejando de mirar ni un segundo la cara de él sorprendido y extasiado, sintiendo tanta mujer en tan poca edad. Quedaron colmados del otro. Aquellos veinte años de diferencia era lo mejor que tenían, porque no eran distancia, eran encuentro.
El lunes fue atípico. Ella no podía quedarse quieta en la silla y temía levantar la mirada cuando él entró al aula. Él lo hizo sin pasar desapercibido, como siempre. Y delicadamente le regaló una sonrisa mirándola a los ojos, llena de ternura y complicidad.

Sabia Soledad


Ame su soledad, soporte el dolor que le ocasiona... y que el son de su queja sea bello.
Su soledad, aún en medio de muy inusitadas condiciones, será sostén y hogar. Desde ella, encontrará usted todos sus caminos.

Ranier Maria Rilke

La obra es de Schiele.

lunes, 6 de julio de 2009

El Hombre y el Mar


No estaba frente al mar, pero contemplaba la belleza del agua de la laguna. Y necesité la fuerza poderosa de las olas de otros lares, y recordé esta canción de Spinetta, El enemigo.

Recuerdo haber escuchado al Flaco contar que Vera, que aún era una niña, le preguntó cuando vio el video: _ Pero papá, ¿a quién le cantás?_ a lo que su padre le respondió: _ Al mar, Vera, al mar...

Esto dijo Spinetta sobre su experiencia sonora de cantarle al mar: ¡Me fascinan esas olas oscuras a las que le canto y me responden en El enemigo!

Es un oleaje por momentos amenazante, como si le concediese a la escena un carácter premonitorio. Y aunque, sin presentir nosotros, en ese momento, lo que la palabra enemigo significa ahora, que la historia humana pegó un giro, esas horas de filmación, al repasarlas, contienen un presagio, sin llegar a ser éste tan oscuro como el de la realidad misma.Y nunca una letra mía tuvo tanto sentido como "madre de la vida, por favor, ilumina a la gente, ...o todo verdor y creación, y tu amor se perderán...”

Es como si esos días de playa, con la canción como única excusa, reunieran los vestigios de un mundo que ya fue, y que nos retroproyecta a avisorar el futuro de una manera mucho más profunda aún. 

En este caso lamento mis tenues profecías.

Las orillas cuentan el relato.

Yo le cantaba al oleaje y el agua me contaba de las infinitas historias del mundo.

Sorprendida, encontré en el malentendido otro relato conmovedor de una experiencia del hombre y el mar:

... Varias veces miré al mar y pensé que el mar cura. Que cura porque es nuestra memoria. Que tal vez hayamos salido de allí, porque la mayoría de nuestro cuerpo es agua salada, la mayoría del mundo también. Porque es caótico y vital como lo mejor de nuestra esencia salvaje.

Experiencias poderosas y nítidas; fusión de la inmensidad con nuestra finita y bella existencia.

domingo, 5 de julio de 2009

Sabiduría II


Las cañas de bambú demoran 7 años hasta asomar su primer brote. Luego de ello, y en apenas 6 semanas, crecen 30 metros...

¿En cuánto tiempo, entonces, crecen las cañas? Lo hacen en 7 años y 6 semanas...

Durante aquellos primeros años la función es formar raíces fuertes para soportar luego la altura que casi inmediatamente alcanzarán.

El tiempo siempre transcurre igual; somos nosotros tiranos frente a él, no al revés.

Los procesos serán largos o cortos de acuerdo a quién los observe. La templanza y la paciencia en la mirada será lo que haga posible una contemplación que acepte y valore la realidad. Por el contrario, una mirada apresurada e impaciente hará insignificante el proceso, y con ello, menospreciará el resultado.

Esta vez no me sorprendió la persona que me transmitió esta belleza; me tiene bien acostumbrada!

jueves, 2 de julio de 2009

Una de amor...


El amor consiste en que dos soledades se protejan, se limiten y se reverencien, una a la otra.

Rainer Maria Rilke

La obra es un Klimt.

miércoles, 1 de julio de 2009

Economía del Tiempo

¿Hace falta explicar cuán valioso es el tiempo en cualquier proceso de la vida?

Hago "Economía del Tiempo" mientras reviso si mi blog recibió nuevos comentarios; en una nueva "pestaña" chequeo mis mails, mientras voy ordenando en mi mente las tareas laborales que ocuparán mi día.

¡Agenda que te has hecho carne! ¿Qué haría yo sin ella...? Si hasta agendo cumpleaños familiares, porque uno es tirano frente al tiempo y un "feliz cumpleaños" tardío puede llegar a ser motivo de desheredación...

Y vuelvo a casa y abrazo a mis hijos, mientras me voy sacando el reloj, los aros, los anillos y cuántas más chucherías me haya puesto encima ese día. Recolecto el pijama, la bata y mis pantuflas mientras juego y mimo e intento satisfacer a todos por igual... ¡porque me incluyo! Reposar unos minutos después de un día agotador no es precisamente lo que puedo hacer al llegar a casa.

¡Y a bañar niños juntos, se ha dicho!, (aprovechando que se copan con las travesuras que terminan con mis gritos suplicando que no me incluyan en su baño...) Listos y hasta con el cabello secado, abro la puerta y ... ¡vayan!. ¡Batalla campal que has quedado instalada! Desagoto la bañadera, mientras selecciono ropa sucia/ropa limpia, acomodo los juguetes acuáticos y voy para la cocina a calentar algo de comer (cocinar era de otras épocas).

Y mientras lavo los platos luego de la cena me resigno a la hora feroz de la noche, donde las pilas parecen habérseles cargado y así corren de un lado al otro y saltan en mi cama, cual conejitos Duracell.  

Forzadamente los llevo a la calma, poniendo cara de enojada o ordenándoles con el dedo inquisidor ¡a lavarse los dientes y a dormir!

Y ahí vamos con la rutina más exhaustiva: darles algún que otro jarabe para el resabio de la tos, mientras Manu hace pis y su hermanita simula tener lo que le falta, parada frente al bidet imitando a su ídolo.  Lavado de dientes por 3, yo medio de costado y en el poco espacio que me dejan, y por fin a la cama... ¡de mamá! Sí, se hace "lo que se puede", ok?. "Como debe ser" en tiempos de crianza tiene escaso lugar.

Dibus, velador, osos respectivos, y vamos bajando deciveles, mientras aprovecho que los párpados me aguantan para sacar mi tan preciado cuaderno negro a lunares blancos, logro del taller Proyectos de Escritura. Claro que la cosa no es tan fácil: mientras vuela alguna patada, Paz me dice "pintar, pintar" y logro persuadirla de que vuelva a acostarse, y le hago saber que no es hora de pintar, sino de que mamá intente escribir. Mamá, ¿qué estás haciendo?, pregunta Manu, a lo que vuelve a preguntar con mi respuesta: ¿escribiendo?.

Y me cuenta: "¿Sabés mami que en la paya encontré una planta marina, pero en realidad no era una planta marina, era una flor marina, y tenía que esperar hasta la primavera para que florezca. Yo no sabía que en el mar había cosas tan lindas".

Y por fin se duermen. Ya se quedaron quietos y se entregaron a los brazos de Morfeo. 

Mientras tanto y en el cuaderno logré escribir estas líneas, que no es poco.

Y los ojos me arden, siento la garganta seca y decido ir por un vaso de agua.

Las cortinas de tela se mueven por el viento que las traspasa, helado.

Y por último, para bajar la excitación que me genera escribir, decido leer unas páginas de "Cartas a un jóven poeta" de Rilke, excelente acompañante para una aprendiz de escritora en plena andanza...

La obra es un Danidan.