martes, 31 de enero de 2012

De los cuerpos


Las grandes revoluciones históricas han inventado, entre otras cosas, los cuerpos ciudadanos, en el sentido de modelar según los esquemas de los proyectos triunfadores cómo debía ser este cuerpo en sus dimensiones publicas y privadas. El cuerpo caliente y masculino de la Grecia clásica, el cuerpo frío y negado de la época victoriana, el cuerpo disciplinado de la Europa protestante, el cuerpo sufriente de la tradición judeocristiana, el cuerpo andrógino de la sociedad de consumo, el cuerpo virtual de la era tecnológica. Cada periodo y cultura ha definido los atributos de los cuerpos y luego los ha modelado a través de lo que Foucault denominó "dispositivos de vigilancia y control"... En las sociedades contemporáneas, pese a las conquistas democráticas y al indudable avance en la aceptación del cuerpo, se castiga el exceso, de palabras, de gestos, de sonrisas. Los niños y los jóvenes, metáforas del exceso, son disciplinados poco a poco, hasta que asumen el caminar huidizo y silencioso de los "buenos" cuerpos ciudadanos. El espacio se segmenta para los cuerpos clasificados: arriba, el gesto político que se asume superior; abajo, el cuerpo del pueblo, al que se le permite de vez en vez, una inversión carnavalesca del poder. Afuera, los cuerpos expulsados; adentro, los cuerpos asépticos y domesticados".

Rossana Reguillo Cruz, en Emergencia de Culturas Juveniles, Estrategias del Desencanto, editorial Norma.

La foto es de Di Corcia.

miércoles, 25 de enero de 2012

Compendio de ideas para obtener claridad


Aquí dejo un compendio de ideas que sirve tener en cuenta cuando pretendemos claridad frente a una determinada situación:

No personalizar,

No presuponer,

Ser impecable con las palabras,

Hacer siempre lo más que se puede,

Aquietarse,

Prestarse atención,

Preguntar.


La foto es de mi querida Francoise Rachez.

lunes, 23 de enero de 2012

Consecuencias


Se sentaron delante de mí, uno al lado del otro; sus gestos eran diferentes. Ella tenía una mirada profunda y triste, suspiraba con angustia y miraba hacia abajo mientras exhalaba el aire. La mirada de él, en cambio, era sostenida, y se esforzaba en darle explicaciones para tranquilizarla, con un gesto que denotaba sentirse en deuda con su esposa, que tan visiblemente se esforzaba por seguir a su lado después de conocer el engaño que había dado incluso un fruto, un hijo.
Sentí una profunda empatía con el dolor de esa mujer. No me pareció que él estuviera sufriendo menos que ella: flotaba en el aire su sensación de frustración y de culpa.
Sentí deseos de preguntarle a esa mujer si había decidido quedarse al lado de su esposo, o si en realidad sentía que no tenía opción. Por un instante tuve la fantasía de que su respuesta fuera convincente, revelándome qué extraño secreto o pócima la había ayudado, pero inmediatamente tuve la sensación de que nada de eso hubiera podido responderme en realidad. A él me dieron ganas de preguntarle si estaba arrepentido, si era consciente del dolor que seguía causando, y si creía que era posible reparar. Sentí que nada de lo que me hubiera contestado me habría alcanzado, de modo que me resultó aún más costoso imaginar las razones por las que ella seguía con él.
No había liberación porque no había perdón. Había peso, circulaba dolor, culpa, y más dolor.
Me pregunto finalmente si los seres humanos somos capaces, de verdad, de aprender de las consecuencias de nuestros actos, y lo que es más difícil aún, de los actos de los otros.
Se fueron creyendo que habían encontrado algo de lo que habían venido a buscar. Pero los tres sabemos que ignoramos si lo lograrán alguna vez.

La obra es de Modigliani.

miércoles, 18 de enero de 2012

Carta a mi amigo Leonardo Belderrain


En la víspera de mi cumpleaños número 35, en pleno atardecer, nos adentramos en el bosque a caminar y a charlar. Como suele suceder cuando las palabras nos guían y no al revés, me econtré reflexionando contigo muchas cosas valiosas. El domingo, día anterior a mi cumpleaños, fui por primera vez en muchísimos años a misa. Aunque no necesito de la estructura de la fe para encontrarle el sentido a la existencia, todo lo que dijiste en esa celebración lo traduzco en el lenguaje universal: el amor.

Entonces, consecuencia de todo ello y de mucho tiempo de búsqueda, siento:

Que si me acepto y me valoro como soy, eso doy, y algo así de valioso voy a recibir. Que de lo que estoy hecha es lo correcto, porque así la existencia me creó y me quiere.

Que uno puede tomar la decisión de vibrar en alto voltaje, y de acercarse y abrirse a gente que vibre por ese mismo canal, el de la intuición y el amor.

Que uno tiene el derecho de no quedarse en un lugar por cortesía, sólo por quedar bien o por no priorizarse.

Que vale la pena reflexionar sobre el perdón, y que a quien primero debemos perdonar es a uno mismo.

Que aquellos a quienes queremos nos representan, tanto en sus aciertos como en sus errores.

Que es bueno lograr ver qué pecado (o fuerza vital que puede tornarse negativa) nos pueda estar signando el camino. No para negar que de esa fuerza nos constituimos también, sino para aprender a no hacernos daño, ni a hacérselo a los demás.

Que lo bien que nos tratemos a nosotros mismos hará menos posible el maltrato como medio de comunicación con otras personas.

Que cuando hay confianza, respeto y compañerismo, uno puede desnudarse de cuerpo y alma y no estar por ello expuesto, pues somos recibidos como lo que somos: un tesoro.

Que elegir a qué dedicamos nuestra energía positiva y vital nos hace felices.

Que sentirse al servicio de los demás puede ser una manera rica de cultivar el amor.

Por todo eso, querido Leo, te agradezco el más bello de los regalos de cumpleaños: la amistad verdadera y profunda!

Maisa

martes, 17 de enero de 2012

35 abriles


En el festejo de estos 35 abriles logré la fusión armoniosa, divertida y vital de mis amigos, crisol de razas.

Vibraciones que trascendieron las palabras. Consigna que llegó comunicada por el canal de sintonía más vital: la intuición.

Sin pretender condicionar a nadie, quise pedirles que me regalaran su presencia, la posibilidad de compartir, y no hizo falta hacerlo con mi voz.

Empecé la noche agradeciendo a quienes pudieron estar, y como el Flaco en su noche eterna, nombrando a aquellos, que por cambios de quincena o sintonía, no pudieron sumarse a la celebración.

Qué festejaba? El amor de mis amigos y amigas, aquel que me sostiene y me muestra el camino, tan disparatado como magnífico.

Confesiones de amor en alta voz, aciertos y desaciertos compartidos con sostén amoroso, llamados regalando estrellas, carcajadas agradeciendo vitalidad.

Hijos que comparten, que entienden y reflexionan, que quieren pintar, que ya son capaces de escuchar que son fruto del amor más profundo. y que ya es, para esta madre, tiempo de sanar y de volver a creer.

Textos leídos con el fin de aunar...los más mundano con lo más trascendente, lo más vital con lo más trivial, lo más comprensible con lo más inaudito, y con el deseo de volver a empezar...

35 abriles...y me pregunto, qué más?