No estaba frente al mar, pero contemplaba la belleza del agua de la laguna. Y necesité la fuerza poderosa de las olas de otros lares, y recordé esta canción de Spinetta, El enemigo.
Recuerdo haber escuchado al Flaco contar que Vera, que aún era una niña, le preguntó cuando vio el video: _ Pero papá, ¿a quién le cantás?_ a lo que su padre le respondió: _ Al mar, Vera, al mar...
Esto dijo Spinetta sobre su experiencia sonora de cantarle al mar: ¡Me fascinan esas olas oscuras a las que le canto y me responden en El enemigo!
Es un oleaje por momentos amenazante, como si le concediese a la escena un carácter premonitorio. Y aunque, sin presentir nosotros, en ese momento, lo que la palabra enemigo significa ahora, que la historia humana pegó un giro, esas horas de filmación, al repasarlas, contienen un presagio, sin llegar a ser éste tan oscuro como el de la realidad misma.Y nunca una letra mía tuvo tanto sentido como "madre de la vida, por favor, ilumina a la gente, ...o todo verdor y creación, y tu amor se perderán...”
Es como si esos días de playa, con la canción como única excusa, reunieran los vestigios de un mundo que ya fue, y que nos retroproyecta a avisorar el futuro de una manera mucho más profunda aún.
Las orillas cuentan el relato.
Yo le cantaba al oleaje y el agua me contaba de las infinitas historias del mundo.
Sorprendida, encontré en el malentendido otro relato conmovedor de una experiencia del hombre y el mar:
... Varias veces miré al mar y pensé que el mar cura. Que cura porque es nuestra memoria. Que tal vez hayamos salido de allí, porque la mayoría de nuestro cuerpo es agua salada, la mayoría del mundo también. Porque es caótico y vital como lo mejor de nuestra esencia salvaje.
Experiencias poderosas y nítidas; fusión de la inmensidad con nuestra finita y bella existencia.
7 comentarios:
Hermoso Post Mai, hermoso y verdadero.
Que el mar sane las heridas. Y nos traiga consigo su energía renovadora!!
Te dejo un pedacito de algo de E. Galeano, que me pareció apropiado.
Besoss!!
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
-- ¡Ayúdame a mirar!
El mar siempre ha sido sabio Mai, para mi no hay mejor lugar para refugiarme cuando las heridas aparecen, no importa si la sal me hace arder... tambien me cura... siempre que acudo a el regreso renovada!
Un abrazo grande!
Lindo tema de Spinetta!
El mar, el paisaje abierto, la posibilidad de lo imposible...
Cariños!
R.P.
DESPUES DEL POST DE MAI Y EL COMENTARIO DE LA GIGANTE: REVERENCIA!!!
Maisa, el mar tiene sonidos, movimiento, vida, es muy antiguo, está antes que nosotros, sólo nuestra sensibilidad puede escucharlo, muchas veces en forma de premoniciones, de consejos, de advertencias, y cuando no sabemos hacerlo, el mar nos lo recuerda con toda su furia y potencia. Tal vez por eso el mar siempre se escucha, aún desde la caparazón de un caracol...
¡¡HERMOSO MAR QUE NOS HACE VIBRAR!! es una dimensión, una sintonía, una forma de sentir, olas que vienen olas que van, asi la vida, abrazo Mai.
Cuando tenía 14 años decidí casarme con el mar. Así que compré dos alianzas y las repartí: una en mi dedo de fuego, y otro en su corazón de tormeta. Me vestí de blanco y bailé en sus orillas.
Y así el es y será mi gran amor.
Fui feliz hoy en la cocina, con el te y con tu presencia, tu aire desenvuelto y amoroso de mujer en movimiento
cariños
Mali.
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