lunes, 16 de agosto de 2010

Insomnio (VII)



En escasos minutos las instalaciones de esa casa antigua se cubrieron de silencio. Cada cual ocupó el puesto que evidentemente tenía asignado y los disfrazados y maquillados se convirtieron de pronto en personajes de una escena transcurrida en el siglo XIX.
La iluminación creó un clima íntimo y acogedor, e instantáneamente Matilda viajó en el tiempo.
Sólo en los primeros instantes pudo racionalizar que se trataba de actores, hasta que el decidido "Luz, cámara, acción!" la evadió de la realidad y la transportó a una dimensión sin lugar, sin espacio, y sin tiempo.
El brillo de los vestidos de las dos mujeres que protagonizaban la escena, los rostros que mostraban desazón y la delicadeza de sus movimientos la invadieron del deseo de fotografiar todo cuanto estaba viendo. Cada vez que miraba un detalle se imaginaba una foto, y se lamentó por no haber traído consigo su cámara. _¿Pero cómo iba yo a saberlo?_ se preguntó disculpándose a sí misma.
Las imágenes en su cabeza la cautivaron de tal modo que tardó en reconocer que las mujeres hablaban en italiano. Aunque no comprendía las palabras logró sentir la tensión de la escena, puesto que los cuerpos tienen un lenguaje que trasciende los idiomas.
Era evidente que una de las mujeres le revelaba a la otra un misterio, y en el momento de mayor emotividad el director gritó _Corten!
Matilda tardó en volver a realidad, y mientras todos se felicitaban por el éxito de la filmación, vio a lo lejos acercarse a Agustín.
Sonriendo la abrazó balanceándola de un lado al otro y la invitó a pasear.
Matilda no salía de su asombro, y cuando lo miró a los ojos sintió una alegría que había logrado olvidar.
Caminaban abrazados mientras Agustín le contaba que formaba parte de la producción de la película y que su mayor deseo era escribir una novela que pudiera adaptarse al cine.
Entraron a un bar cuyas ventanas daban a la plaza Defensa y pidieron un café con una porción de torta de chocolate, dulce de leche y merengue italiano para compartir.

5 comentarios:

Stella M. Alonso dijo...

Me gustan el relato y el cuadro.
Hoy escribí el primer posteo con diálogo incluído. Espero , maestra bloguer, no decepcionarte. Si podés miralo.

Besos

Virginia Prieto dijo...

que lindo este estilo y que bien escrito!
el blog está lindísimo!
gracias por tu comentario y por la innata calidez que emana de cada una de tus palabras... sinceramente me encantó, así como la obra de Klimt
beso enorme

Maisa dijo...

Lejos de decepcionarme, Stella, (qué concepto es ése...?) me encantó!
Íntimo, sensible, femenino.
Un placer!

Vir...a vos gracias por tu empatía y calidez!
Un placer pasar por allí, tanto como tenerte por aquí... :)

Daniel Os dijo...

Me gusta ver cómo mientras avanza la trama se va llenando de matices, de colores, aromas, y sensasciones.
Acabo de leer un capítulo tan rico en escenografía y vestuario que no puedo más que verlo como un preludio que ornamenta lo que sigue entre Matilda y Agustín.

Muchas gracias por Insomnio, me desvelo esperando la próxima entrega.

D.

Maisa dijo...

Nada quiero más que la gente consiga un sueño reparador. De manera, maestro Os, que en breve me tomaré el placer de continuar Insomnio. No vaya a ser cosa que tenga usted a quien reclamarle por los infortunios devenidos del mal dormir.
Agradecida por recibir de un escritor el incentivo a seguir escribiendo, reciba usted mis cordiales saludos.
;)