¿Hay algo que justifique evitar la felicidad, el sentirse bien, el andar como si nada de todo lo tragico que tiene este mundo, pesara más que nuestra propia necesidad de ser felices?
Cuando uno ve al mundo con la simpleza de los niños o por ejemplo con la sencillez que desprende esta obra de Miró, logra ser feliz y no lo puede evitar. La pena es que muchas veces nuestros ojos se llenan de anteojos... Un abrazo
jaja, me mata la simpleza de los felices! La invito a mi último post que trata del bendito tema de la felicidad, inevitable. Y te tomo prestada la respuesta, Maisa, para darla cuando me pregunten, ja, muy original.
5 comentarios:
¿Hay algo que justifique evitar la felicidad, el sentirse bien, el andar como si nada de todo lo tragico que tiene este mundo, pesara más que nuestra propia necesidad de ser felices?
Cuando uno ve al mundo con la simpleza de los niños o por ejemplo con la sencillez que desprende esta obra de Miró, logra ser feliz y no lo puede evitar. La pena es que muchas veces nuestros ojos se llenan de anteojos... Un abrazo
Y eso genera sospechas...
Un besote grande!
R.P.
jaja, me mata la simpleza de los felices! La invito a mi último post que trata del bendito tema de la felicidad, inevitable.
Y te tomo prestada la respuesta, Maisa, para darla cuando me pregunten, ja, muy original.
¡¡qué buenísimo Mai!!
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