
Siento que la estación Destete se acerca. Es una decisión a tomar, a ejecutar, y también es una sensación que emerge de a poco, muy de a poco.
Paz toma la teta y eso me hace una mamá feliz. Siento que aunque crezca tanto y muestre cada vez más indicios de independencia a través de la teta seguimos teniendo una unión especial, una comunicación basada en lo emocional, en la intuición.
Pero como dice el poeta, todo empieza y todo tiene un final. Y aunque las dos disfrutamos de esto, a veces se me hace cuesta arriba. Cuando estamos todo el día juntas quiere teta todo el tiempo; cualquier excusa para ella es válida. Y eso me cansa, a veces hasta el agotamiento. Y ni les cuento si estamos en lugares públicos! Lo que antes sentía como lo más natural del mundo (sí, pelaba teta donde fuese necesario), hoy me da cierto pudor.
Hace unos meses no podía ni pensar en el destete, porque implica un final. Hoy siento que vamos en camino, aunque todavía no llegamos a destino.
De a poco, despacio, comunicándonos en este tiempo de cambios me parece lo mejor. Básicamente tengo pensado reducir las tomas a dos momentos (como sucede los días de semana): a la noche y al amanecer. Cuando paso por esos momentos de cansancio me siento como las perras con sus cachorros, cuando ellas se levantan exhaustas, dejando atrás a sus crías confundidas, que se juntan para darse calor (qué hermosos recuerdos de mi infancia rodeada de animales)... Claro, como no soy una canino le digo a Paz que la tetita se fue, y ella con su manito le dice chau. Cabal muestra de que entiende todo. Cuando me pide la teta me mira con esos ojitos tan tiernos y transparentes como pidiéndome tímidamente una vez más.
No sé "cómo se hace"; no quiero recetas ni libros que lo "explican todo". Quiero mi intuición y seguramente consultaré una puericultora cuando sienta que llegó el momento. Y lo que sí quiero es que compartan sus experiencias conmigo; que me cuenten cómo lo hicieron, cómo transcurrieron el proceso. Como antaño, prefiero la sabiduría de la experiencia transmitida de mujer a mujer, de madre a madre.
Y ahí vamos. El tren sigue su marcha; dejo de escribir porque Paz quiere la teta, aunque cada vez más cerca de la próxima estación!