miércoles, 23 de septiembre de 2009

Primavera


Le agradezco al viento

que te cruzara

detenida en esa esquina.

Que acariciara tu cuello

y me trajera consigo tu perfume.

De haberlo sabido

le hubiera pedido

que susurrara en tu oído

todo cuanto quisiera decirte,

y que jugara con tu pelo.

Esa tarde de incipiente primavera

en la que los capullos comenzaban a ser,

tú fuiste mi flor,

en bella y espléndida juventud.


Imagino a un hombre diciéndole estas palabras, con la mirada, a una mujer... 

3 comentarios:

Ricardo Fasseri dijo...

En esa tarde de incipiente primavera, seguramente fuiste una perfumada flor, en bella y espléndida juventud.

Evohé Mar dijo...

UUUUUFFFFFFFF¿¿¿¿ PUEDO SER YO ESA MUJER ?????

Maisa dijo...

Richard... sos un dulce, gracias!

Ale, claro que podés ser vos esa mujer! No dudes de eso! Nunca!