domingo, 20 de diciembre de 2009

Fiebre de sábado por la noche



No se entusiasmen, no es el relato de un sábado en una disco, bailando al compás de una canción de moda y con un personaje estilo Travolta cerca (por suerte).

Es el relato de una noche de sábado en un sanatorio del barrio, producto de una infección urinaria en Manu.

Aunque lejos de casa, afortunadamente, de "casualidad" (?) los síntomas se hicieron más evidentes en la casa de un galeno, lo que a uno ya le brinda cierta tranquilidad.

Ante su consejo acertado, levantamos campamento y allí nos fuimos.

Siempre intento ver el lado positivo de las cosas, y en este caso el horario de la entrada a la guardia lo fue. Una hora después ardía de gente la sala de espera.

Nos atendieron muy bien, rápido, amorosamente.

Los demás pacientes tenían también buena onda, y es grato el clima de solidaridad que se genera en esas circunstancias. Me ayudaban con Paz que corría por todos lados, le servían a Manu agua para que tuviera ganas de hacer pis, charlaban con ellos, mientras yo entraba y salía del consultorio, pedía la receta, preparaba el frasquito para los análisis, guardaba y volvía a sacar el carnet de la obra social, y demás acciones típicas.

Unas hermanas jóvenes lidiaban con una madre también jóven con evidentes problemas psiquiátricos, que amenazaba con escaparse si la dejaban internada. 

Una pareja aguardaba la internación para el parto.

Un muchacho gigante charlaba con Paz mientras se quejaba de dolor en una camilla.

Una chica entró literalmente doblada de dolor en el pecho, sola, diciendo como podía que le era imposible hablar. Traté de ayudarla hasta que vino personal del sanatorio, para pasar a defenderla cuando la entraron a la guardia, al escuchar que el recepcionista diagnosticó "tiene un ataque de histeria". Mirá, le dije, la última vez que escuché que un médico le dijo eso a una mujer joven, horas después se murió por una trombosis no diagnosticada. Además, agregué, es feo que a una mujer que se siente mal la tilden de histérica, y por si no lo sabés, los hombres también son histéricos. No es extraño en mí. Me dicen defensora de pobres y ausentes desde que tengo diez años. Debe ser por eso que me gradué en Derecho.

Esta noche se pusieron en evidencia muchas cosas de este nuevo mapa. Pululaba en el aire que puedo todo.


La obra es de Magritte.




6 comentarios:

Jime dijo...

es lo mínimo que podía decirte "llevalo YA a la guardia", también sabés que me quedé muy mal porque me hubiera encantado acompañarte, pero estaba con mis niños y eso fuera de ayudar podía complicar todo.

estar "sola" con tus dos enanos en una guardia de sábado en la noche es embolante como pocas cosas.

es un hecho que podés, nunca hubiera imaginado otra cosa.

Maisa dijo...

Te imaginás a los 4 gritando por los pasillos "Puto gato"???

Jaja!

Todo salió como tenía que salir.

Es la evidencia más cabal de estar en lo cierto.

Ricardo Fasseri dijo...

Qué suerte Maisa que salió todo bien! Son lugares complicados...

Converti dijo...

Aguante Travoltaaa!!

Pobre recepcionista... le tocan todas las histéricas.

Maisa dijo...

Sí Richard, la verdad que en esos lugares uno percibe como en ningún otro la fragilidad humana. La propia y la ajena...no?

Gracias y besos!

Maisa dijo...

Jole,

Aguante Tarantino que hizo de Travolta algo interesante!

Gracias por la empatía... je!